lunes, 31 de enero de 2011

La lucidez es común a todos, ya lo dije, aún a aquellos que creen anestesiarse con algún artilugio mediático, o alguna manía, o, aún, los irremediablemente locos son lúcidos de su locura lucidez.

miércoles, 26 de enero de 2011

              Aquí no hay juego de palabras ni trabalenguas, la ambigüedad define al hombre, tanto como la capacidad inherente de reírse. El ángel caído trajo la luz como hizo Prometeo con los antiguos; ambos fueron encadenados y ambos sabían de antemano que ése iba a ser su castigo, no obstante, bajaron la luz y el calor a los humanos para separar las cosas, para hacernos lúcidos en este eterno combate que llevamos por vida.

martes, 11 de enero de 2011

          Sólo adquirimos el dolor primordial de ser conscientes de nuestro propio dolor y, si la consciencia se elonga, somos capaces de sufrir con el dolor ajeno. Vemos en la lucidez la ambigüedad de Lucifer: estamos iluminados, pero sólo para ver la oscuridad que tenemos por delante.

sábado, 8 de enero de 2011

       No sirve de nada estar despiertos o lúcidos (Voy a tomar prestado un texto de una película que vi recientemente: Lúcido viene de Lucifer y Lucifer es una conjunción latina: Lumen por un lado, significa luz; ferum por el otro significa portador, el que lleva; en su conjunto, Lucifer refiere al que lleva la luz, al iluminador, al que es capaz de iluminar allí donde hay oscuridad; es ambiguo Luz-tinieblas, oscuridad-iluminación, todo y nada a la vez. Por algo además, se le llama lucero a la primera estrella que vemos en el cielo casi nocturno).

miércoles, 5 de enero de 2011

Algunos me preguntan (o se desviven) preocupados por mi salud, y la verdad es que no entiendo tal preocupación. ¿Acaso importa tanto mi muerte cuando voy a ser sólo uno más en las estadísticas? ¿Acaso importa mi muerte cuando cada cinco segundos alguien muere de hambre en el mundo? ¿O será que nuevamente sale a relucir el patético egoísmo humano y los demás se preocupan, en realidad, por el tamaño de su sufrimiento, de su soledad, del trabajo duplicado, que de mi propia muerte? ¿No deberían estar, al menos, aliviados, de que mi yo abandone esta tierra y acabe con “mi” sufrimiento? No sé… Se hace difícil la respuesta cuando miro a los ojos a mi esposa o a mis hijos. Sé que por mi parte, hice todo lo que pude (o consideré que podía) para ver felices a todos aquellos que me eligieron para compartir su vida, aunque sea por un mínimo trayecto. También tengo muy en claro que voy a necesitar un buen abogado allá en donde me toque, no va a ser fácil (no obstante, y por las dudas, llevaré las monedas para Caronte…)