miércoles, 5 de enero de 2011

Algunos me preguntan (o se desviven) preocupados por mi salud, y la verdad es que no entiendo tal preocupación. ¿Acaso importa tanto mi muerte cuando voy a ser sólo uno más en las estadísticas? ¿Acaso importa mi muerte cuando cada cinco segundos alguien muere de hambre en el mundo? ¿O será que nuevamente sale a relucir el patético egoísmo humano y los demás se preocupan, en realidad, por el tamaño de su sufrimiento, de su soledad, del trabajo duplicado, que de mi propia muerte? ¿No deberían estar, al menos, aliviados, de que mi yo abandone esta tierra y acabe con “mi” sufrimiento? No sé… Se hace difícil la respuesta cuando miro a los ojos a mi esposa o a mis hijos. Sé que por mi parte, hice todo lo que pude (o consideré que podía) para ver felices a todos aquellos que me eligieron para compartir su vida, aunque sea por un mínimo trayecto. También tengo muy en claro que voy a necesitar un buen abogado allá en donde me toque, no va a ser fácil (no obstante, y por las dudas, llevaré las monedas para Caronte…)

No hay comentarios:

Publicar un comentario